Muy posiblemente, su nombre no aparezca en las listas de los 10, 15 o 20 mejores ejecutantes boricuas de las tumbadoras, de todos los tiempos, elaboradas por los estudiosos de la música caribeña. Pero, sin lugar a dudas, no precisó de alcanzar un sitial estelar como figura líder para mantenerse sólidamente como el conguero más popular entre sus compatriotas durante las décadas de los 60´ y los 70´. Curiosamente, Martín Quiñones había hecho sus primeros pasos en el ambiente musical como bongosero, formando parte, desde los últimos años de 1930, de varios conjuntos. Entre ellos, el de las Hermanas Soustache, la orquesta Juventud de Santurce, dirigida por el maestro Ernesto Vigoreaux, el Conjunto Taoné, en el que coincidió por primera vez con Rafael Ithier, quien sería su compañero en el mítico Combo de Cortijo y luego su director en El Gran Combo y el Conjunto Barrio Obrero, del contrabajista Guillermo Guille Núñez.

Muchos músicos consideraban que, como ejecutante de los bongos, era mucho mejor que como conguero. A fines de la década de los 80´ figuró brevemente en la orquesta La Completa, dirigida por el saxofonista Alcides Fournier, en la que coincidió con tres de quienes fueran sus compañeros en El Gran Combo: los trompetistas Gerardo Grillo Cruz, Víctor Pérez y el timbalero Milton Correa.

Martín Quiñones falleció en el Hospital de Área, de Carolina, el 29 de septiembre de 1995, víctima de cáncer.