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Yayo El Indio

Efemérides

Eladio Gabriel Peguero Vega, Yayo El Indio (Muere en el Bronx, Nueva York, Estados Unidos, el 13 de diciembre del año 2000, a sus 80 años de edad.

Como músico fue, básicamente, intuitivo. Sus padres se dedicaban a la sastrería. Cuando contaba seis años, fue a vivir al barrio Villa Francisca, de Santo Domingo, de donde era originario su progenitor. Éste era guitarrista y cantante aficionado.

Como es lógico suponer, se convirtió también en su primera influencia. Providencialmente, el célebre barítono Eduardo Brito fue a vivir justo al lado del hogar donde se había establecido su familia. Y, por tanto, éste no reparó en estimular al entonces niño de ocho años, que ya evidenciaba disposición y facultades para el Canto.

En 1935, siendo entonces un quinceañero, regresó a Puerto Rico. Poco después (1936) emprendió su trayectoria artística incorporándose a la Orquesta Pilot, que mantenía su sede en Ponce, De esta organización, en la que compartía las vocalizaciones con la todavía adolescente Ruth Fernández, pasó al Conjunto New Hits, en 1938. Su nombre, empero, comenzó a cobrar trascendencia a nivel nacional a raíz de haber sido seleccionado por el maestro Julio Alvarado para ocupar la vacante dejada por Alfonso Gómez Fatty, fallecido trágicamente, en la Orquesta Casino de Ponce, en 1941. Fue con esta organización que, precisamente poco después de su ingreso, grabó por primera vez, habiendo registrado para la historia el bolero: Bésame otra vez.

En 1943 Yayo ilusionado y determinado a abrirse más amplios horizontes en el ambiente artístico se marchó a Nueva York, donde se desarrollaba un ambiente artístico muy intenso. En esta plaza pronto se integró al excelente quinteto del trompetista ponceño Celso Vega. Por mediación el estelar cantante y compositor Johnny Rodríguez, este grupo fue contratado por la Cadena de las Américas, una fusión de las poderosas redes radiales norteamericanas CBS y NBC, que crearon una programación musical especial para los públicos de Hispanoamérica y los soldados hispanos asignados a los frentes de batalla en Europa. Aquella experiencia brindó a Yayo la oportunidad de compartir con figuras del calibre de Juan Arvizu, Néstor Mesta Chayres, Ramón Armengod, Eva Garza y otros grandes baluartes de la canción mexicana en un programa llamado: El buen vecino.

La popularidad alcanzada a través de aquellas emisiones, que concluyeron tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, le sirvió de pasaporte hacia los más exclusivos cabarets y principales teatros de la plaza neoyorkina, los cuales recorrió con el grupo encabezado por Vega. También, de importantes escenarios de La Habana que, conjuntamente con Nueva York y Ciudad de México, completaba la trilogía de grandes mecas artísticas de América. El quinteto de Celso Vega permaneció dos años (1946-1948) en la capital cubana cosechando triunfos en la radio, teatros de variedades y centros nocturnos. De aquella época databa su amistad con los miembros de la Sonora Matancera.

Corría el año 1948 cuando regresa de Cuba el reconocido compositor y empresario Raymundo Mundito Medina (compositor del famoso bolero El Juego de la Vida), quien contrata a Yayo El Indio para actuar como solista con el respaldo de la Orquesta de Alberto Socarrás el reconocido flautista y director cubano (a quien se le atribuye el primer solo de flauta en la historia del jazz) en el Teatro Hispano ubicado en la Quinta Avenida con 116. Esta temporada fue mucho más allá de los dos meses que inicialmente fueron consideradas las primeras actuaciones de Yayo a nivel profesional, previo a su consolidación en la gran manzana.

En el año 1961, Yayo El Indio se ve involucrado en una aventura emprendida por Al Santiago, ingenioso empresario de la música latina, quien hace una analogía de las famosas descargas cubanas, donde no se tenía definido los temas a interpretar salvo algunas sugerencias de Al, todo producto de la necesidad de que se plasmara una legitima jam session. La Alegre All Stars es otra muestra del aporte de Yayo El Indio en los proyectos más importantes del movimiento de la música latina en la gran manzana, que se ampliaría con su participación el Cesta All Stars, un apéndice de lo iniciado con Alegre.

Desde el año 1965 a 1971 Yayo El Indio reside en México, actuando en sitios como el Teatro Blanquita, La Terraza Casino, Teatro Lírico, además de hoteles y cabarets de prestigio. Alternó su estadía con giras y presentaciones por otros países y en producciones como la realizada con el timbalero neoyorquino Orlando Marín en el álbum del sello Fiesta Está en Algo, grabado en 1967 y del cual se destacaron en la voz de Yayo en temas como Un Sueño, La Banda Llegó, Vida y Se Mueren. En esta producción, Yayo alternó con el vocalista cubano Justo Betancourt.

En su carrera musical, Yayo El Indio tuvo la oportunidad de alternar como solista o con la Sonora Matancera, pero es hasta inicios del año 1971 en que su vinculación toma visos de permanencia. El cubano Justo Betancourt le solicita lo reemplace en los compromisos que la Sonora tiene durante los Carnavales de Caracas, Yayo recibe la acogida y aprobación de Rogelio Martínez y los demás integrantes del conjunto cubano. Además de las presentaciones en Venezuela, los acompaña a Curazao y a una serie de presentaciones en la Caseta Matecaña en territorio colombiano.

La permanencia de Yayo El Indio con la Sonora Matancera duró hasta el año 1994, mes de agosto, donde agotado de viajes y presentaciones decide quedarse en su patria. Durante su paso por la Sonora, vocalizó 44 canciones de la discográfica de la Matancera, además de muchas otras en que hizo coros. Se destacan los temas Mosaico Antillano, La Vecina, Maní Tostao, El Gallo, La Gallina y el Caballo, entre otras. Luego de la salida de la Sonora, Yayo se refugia por un tiempo en Puerto Rico trabajando con la orquesta de César Concepción en el Hotel Caribe Hilton de San Juan. Por esta época la orquesta no tenía el brillo ni la dirección de su fallecido director.

Yayo El Indio falleció en su hogar, en Nueva York, el 13 de diciembre de 2000, a consecuencia de un infarto cardíaco. Sus restos fueron trasladados a Puerto Rico y sepultados en el Cementerio del Viejo San Juan.

La voz de Yayo El Indio es considerada una de las más potentes, afinadas, emotivas y varoniles en la historia de la canción antillana. Estas facultades le permitieron brillar como intérprete de la mayoría de los ritmos caribeños: desde el romántico bolero y la pimentosa guaracha, hasta otros tan disímiles como el merengue, el calipso, la plena y, naturalmente, la salsa. Y es el sonero boricua y quizá del mundo, que según la crítica especializada es el vocalista latino que en mayor cantidad de producciones discográficas haya aparecido hasta la fecha.

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