es una sensibilidad inigualable que tiene sus raíces en la profunda devoción que le causaba la delicada música de Chopin, la cual lo llevó a transmitir esa ternura ante el teclado, como él mismo lo definiera, hacia su etapa de sonero.

Tocó en la orquesta de Corsino Calzado en la Base Naval de Guantánamo.

En 1937 crea la orquesta Los Champions de Lilí Martínez revelándose como el músico y la orquesta más solicitados por todos los bailadores del Guaso.

Trabajó para la emisora CMKS y en academias de baile de Santiago de Cuba y Guantánamo.

En el año 1945, comienza a trabajar en el conjunto de Arsenio con conocimiento pleno de lo que era un conjunto de son duro. Esa agrupación se podía considerar un todos estrellas. Martínez Griñan comenzó a realizar arreglos musicales y crear obras. El contacto con El Nengón, El Kiribá, La Regina, El Changüí y otras formas de la música guantanamera lo nutrieron de conocimientos que le servirían durante toda su carrera.

Fue creador de la Escuela Pianística del Son y un gran innovador que transfirió células del folclor norteamericano a nuestra música bailable. Sus formas interpretativas influyeron en músicos de la talla de Chucho Valdés, Frank Fernández, Emiliano Salvador, Papo Lucas, Eddie Palmieri, Enrique Culebra Iriarte, y paremos de contar. En el año 1950 el grupo para ese entonces toma el nombre de Félix Chapotín. Con esta agrupación se mantiene un largo período actuando de forma similar que con el Ciego Maravilloso, realizan bailes, radio, televisión e infinidad de grabaciones. Es decir el conjunto mantiene su acostumbrada vigencia.

En 1958 Lilí viaja con el conjunto de Félix Chapotín a Curazao y de regreso se separa del grupo. Al terminar con el conjunto de Félix Chapotín, actúa con el grupo Estrella de Chocolate.

Su retiro se produce en el año 1967. Luís Martínez Griñán recibió en vida un colosal reconocimiento por parte del gobierno de su provincia, al igual que por el Ministerio de Cultura.